sábado, 28 de agosto de 2010

La Tiranía del Ulysses.

Día 1. Veintisiete de Agosto de dos mil diez.



Ni se me hubiera ocurrido intentar leer por tercera vez “Ulysses” – queda mejor plásticamente que “Ulises” – si no fuera por La Orden Del Finnegans recién descubierta por mí a base de un par de coincidencias. Hace varios años leí “El Camino de Los Ingleses” de Antonio Soler, obra que adoro y le tengo un peculiar cariño. En ese instante supe que leería más de Soler. Pasados varios años paseando por la Feria Del Libro de Málaga, me llamó la atención un título, “Dublinescas” de Enrique Vila – Matas que me persiguió por varias salidas de compras hasta que decidí comprarlo; te odio Enrique, aunque esta es otra cuestión. Antes de pagar este libro, con él ya atrapado por mi mano, alcé la vista y giré mi cabeza hacia la derecha… ay madre. Vi a D. Antonio Soler haciendo una firma de su último libro, Lausana. Me comporté como un estúpido grupy e hice que me firmara el libro. Le comenté lo bien que me sentó la novela del “Camino de los Ingleses” pero en vez de decirle el título, como me puse tan adolescentemente nervioso, mi mente se bloqueó especialmente por la presencia de unos de mis pocas admiradas personalidades y actuó como cualquier mente que se bloquea, decir la primera estupidez que ya me arrepentía hasta antes de terminar la frase y me salió “la novela de la película de Antonio Banderas”. Lo dicho, estúpido. Él no se lo tomó a mal  y reojeó el libro que tenía atrapado y me comentó que se alegraba que también escogiera otro de la Orden Del Finnegans. Con mi mente gritándome imbécil, ya entendía que el daño estaba hecho y lo único que pude decir es que ni cuenta me había dado, con la pronunciación y entonación que seguro que se dio cuenta que era un artificio para que pensara que sabía de lo que me estaba hablando. Me explicó que Enrique Vila – Matas (te odio) sí hace más referencia sobre esta cuestión en su presentación pero que él hace una pequeña reseña en el guardapolvo porque es uno de los puntos de obligado cumplimiento de la Orden: apuntar en todos los libros que escriban los miembros de la Orden que están dentro de la misma. Nos despedimos con una corrección británica y nada más alejarme dos pasos mi mente ya no gritaba idiota, si no, ¿de qué Orden me ha hablado?, ¿qué Orden? Acordeme que unos instantes antes de tener ese momento glorioso con Antonio Soler, estaba hablando con una persona, que al ver que me acercaba, se apartó con exquisita educación para no ser estorbo en la suspuesta futura conversación que íbamos a entablar. Mejor hubiera sido que se hubiera quedado con nosotros. En los pocos segundos que duró mi aproximación a Soler, escuché que hablaban sobre los templarios. Entonces  intuí que sería una Orden sobre el tema templario. Error. Ya en casa, como el conocimiento y la curiosidad puede saciarse con un pequeño movimiento de dedo golpeando el ratón del ordenador – y digo yo, ¿qué hubiera pasado con el gato que lo mató la curiosidad con tantísima información y tantísimas cosas que curiosear en Internet? Hubiera muerto con los ojos hinchones y hubiera explotado de la bomba de información que existe en estos momentos, ¿no? Buenos tiempos los que se están viviendo para los curiosos – impertiné a San Google y me mostró lo que se conoce como La Orden Del Finnegans, cuya única misión es adorar al Ulysses. Tal fue mi admiración a la Orden que en mi cumpleaños me sorprendieron mi pareja y su madre con un libro que se titula La Orden Del Finnegans, con una de las mejores portadas que he visto en mi vida y que consta de breves historias de cada uno de los miembros de la Orden, que son seis. La adoración y el estudio que derraman al libro de Joyce me hicieron despertar otra vez mi asalto al Ulysses. Quizá me equivoqué las otras dos primeras veces que lo empecé. Me siento fuerte para empezarla y, por supuesto, terminarla. Me siento un héroe. Me siento maduro lectorilmente hablando. Me siento enjoyciado. La obra paralela que estoy leyendo es “Dublineses”, de Joyce. Siento la magia. Siento la Tiranía del Ulysses. Y aquí estoy, primer día de lectura y trece páginas leídas. Como siga con este ritmo terminaré en Navidades. Es la única vez que intercalaré dos libros. No quiero, por el momento, profundizarme sólo a la lectura del Ulysses. No sé si lo soportaré.


Continuará...

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